Los drones son aeronaves o artefactos voladores no tripulados o Vehículos Aéreos No Tripulados (VANT), originariamente ideados para operaciones militares, estos ingenios permiten salvaguardar la vida de los pilotos, pudiendo pilotar aeronaves en zonas de riesgo de forma remota y lejos de todo peligro. Los drones de uso civil comenzaron a aparecer a mediados del 2012, como desarrollos realizados por universidades. La popularización de cámaras tipo Go PRO ayudó a popularizar el uso de drones, ofreciendo espectáculos visuales impresionantes. Esto motivo la aparición de miles de fabricantes, pasando poco después a venderse libremente, y aumentando cada día más el número de fabricantes. Todo esto ha permitido que estos dispositivos sean realmente económicos. Hoy en día se pueden adquirir por internet por precios a partir de 35 € para los modelos más básicos de drones.
Estudios sobre la proliferación de los drones indican que se va duplicando el número de usuarios por cada año, ya que son usados extensamente para actividades deportivas, para grabaciones de video particulares y comerciales, y para otros usos personales.
Esta generalización del uso de los drones, entraña gran riesgo en todas las facetas de la seguridad y privacidad. Existen ejemplos en Youtube de usuarios que instalan armas de fuego en los drones, al igual de videos de drones entrando en zonas privadas para tomar imágenes de desnudos o de situaciones de extrema privacidad. Su riesgo potencial es innegable, y cada día más común. Al tener un coste muy económico, y al poder llevar sujetas cámaras inalámbricas, pueden usarse para fines como espionaje o para realizar intromisiones ilegítimas.
Por otro lado también llevan riesgos de seguridad muy serios, como por ejemplo, podrían usarse para recoger información y realizar atentados terroristas, ya que su venta libre y la ausencia de control pueden permitir que se les instalen ingenios explosivos o simplemente marcar objetivos, convirtiendo estos aparatos en armas muy peligrosas. Su versatilidad permite también instalarles antenas yagi o direccionales con un modem, para poder utilizarlo remotamente como repetidor, para poder acceder a sistemas informáticos a distancia, mediante hackers que consigan entrar en el modem WIFI de empresas o de particulares.
La única forma de protegerse de estos ingenios es realizar una barrera electrónica que evite el acceso de dichos dispositivos, al funcionar a través de radio frecuencia, si se corta el enlace con la unidad de comando, el aparato queda inactivo y no puede acceder ni acercarse a la zona protegida.
Los drones suelen funcionar con las frecuencias WIFI, suele ser lo más común y raramente usan otras frecuencias, por lo que usando inhibidores de drones basados en las frecuencias WIFI 2.4GHz y 5.8GHz, son suficientes para mantener a los drones lejos de zonas reservadas y evitar que no se introduzcan en su esfera personal y privada.